miércoles, 24 de febrero de 2010

“El vuelco del cangrejo” ganó premio de crítica en Berlín



El filme colombiano “El vuelco del cangrejo”, del joven realizador Oscar Ruiz Navia, ganó el premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, presentado en la sección Forum del 60 Festival internacional de cine de Berlín.

Al recibir el premio el viernes en la noche Ruiz Navia, nacido hace 27 años en Cali, al occidente de Colombia, dedicó el galardón “al pueblo de La Barra”, una población de pescadores afrocolombianos, situada en la costa pacífica, donde filmó “El vuelco del cangrejo”.

“Me gusta el cine que surge de lo aparentemente irrisorio y en el camino me convierte el mundo en una epifanía. Me interesa la vida cotidiana, la vida descargada de espectáculo, el documental y la poesía. Quiero seguir trabajando en la brecha entre lo real, lo poético y lo ficticio”, declaró Ruiz Navia.

“El vuelco del cangrejo” cuenta la historia de un hombre que llega al pueblo de La Barra, en Buenaventura, a orillas del mar Pacífico, buscando la manera de salir del país.

La película transporta al espectador durante una hora y media a ese caserío a orillas del mar con una narración muy cercana al documental, como resultado de un proceso de más de cuatro años de observación y preparación.

El actor Rodrigo Vélez interpreta el misterioso personaje de Daniel, el hombre que busca una lancha para emigrar, quizás para olvidar alguna tragedia en su vida o huyendo de algo. En La Barra es acogido por “Cerebro”, líder de los nativos afrodescendientes, quien lo ayudará pese a su precaria situación.

“Nací en Cali, que está cerca del Pacífico, y desde hace ocho años conozco La Barra, donde iba con mi familia a pasear. Esta película es producto de la observación de la vida de la gente de ese pueblo, por eso tiene un aspecto documental. Yo quería construir momentos de realidad y poder filmarlos como si fuera un documental”, declaró Ruiz Navia tras la proyección.

“Quise mezclar la realidad con el sueño y la poesía, dejar oír los sonidos de la naturaleza, y mostrar la parte por el todo: ese pueblo es Colombia, una parte de lo que está ocurriendo en Colombia, que vive una situación muy compleja”, añadió.

Daniel vive varias semanas en ese pueblo, acercándose a los jóvenes, en su mayoría desempleados, enfrentándose a ese mar Pacífico que ya no ofrece suficientes peces, dejándose amar por una joven madre soltera o participando en un ritual con tambores, marimbas y fogatas en la playa.

Hay un peligro difuso que proviene de un hombre rubio y fuerte, apodado “El paisa”, que quiere apoderarse de la playa y ha instalado un equipo de sonido que rompe la paz, con su música estridente, de La Barra, un pueblo tranquilo. Gracias a una niña, Lucía, Daniel logrará al final conseguir una lancha para embarcarse.

La FIPRESCI otorgó por otro lado su premio a las películas en concurso en la selección oficial a “La familia”, de la joven directora danesa Pernille Fischer Christensen, la emocionante historia de una mujer cuyo futuro se ve comprometido cuando el padre cae gravemente enfermo.

Fischer Christensen explora el mundo de una familia, más bien acomodada, propietaria de una panadería proveedora de la corona danesa, cuyo patriarca (Jesper Christensen) exige en su lecho de moribundo a su hija Ditte (Lene Maria Christensen) que renuncie a un prometedor futuro en una galería de arte en Nueva York.

La historia

Para esta historia, Ruiz se inspiró en un tema real que él mismo vivió en una visita a esa región hace cuatro años, “cuando un blanco quería apropiarse de la playa”. Además tanto “El Cerebro”, jefe de los nativos afrodescendientes, como su sobrina Lucía y los chicos del pueblo son personajes reales, sólo el rico terrateniente blanco “El Paisa” y el extraño turista Daniel, el protagonista, actúan.

Ambientada en la comunidad afrocolombiana de La Barra en el Pacífico de Colombia, el poético filme narra la historia del drama de un hombre joven, tratando de huir de su pasado. Esto enmarcado dentro del aspecto cultural entre una aldea remota y la modernidad.

“Me gusta el cine que surge de lo aparentemente irrisorio y en el camino me convierte el mundo en una epifanía. Me interesa la vida cotidiana, la vida descargada de espectáculo, el documental y la poesía”, asegura el director colombiano.

El cineasta, natural de Cali, reconoció que rodar en la selva fue muy complicado, sobre todo por el clima, por lo que decidió trabajar con un equipo pequeño, de 13 personas “para poder tomar decisiones rápidas”. Así, en las seis semanas que demoró la filmación “se cambió el plan de trabajo casi a diario”.

Ahora, su creador y director regresará al país para participar en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, y luego hacer lo propio en el Festival Internacional de Cine de Miami.

El público colombiano podrá empezar a ver esta propuesta cinematográfica colombiana a partir del 12 de marzo, cuando se estrene en la cartelera nacional.


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